Cartografía desde Elche
Intimo y universal. Presento dos papers en España. Del boom a los padritores. El silencio de los hombres está online. Pareja, hijos y barajar de nuevo. Adolescencia y Severance. Zambra. Beautiful Boy.
Estoy en Elche, otra ciudad española que visito por primera vez y me sorprende. Siento que casi cualquier lugar en este país me resulta familiar y agradable. Lo evidente: el idioma y lo cultural. Además, ciertas cosas (transporte, tránsito) funcionan bien, sin ser Escandinavia. Del aeropuerto de Alicante al centro de Elche me demoré menos de una hora en transporte público (1.35 euros). Las palmeras son hermosas.
Ya sé que basta hablar con cualquier español para escuchar las mismas quejas que en otros sitios: las cosas (educación, salud, empleo) no están bien, hay crisis y antes todo funcionaba mejor. No voy a entrar en eso. Me quedaré con la experiencia personal.
Ahora que lo pienso, es lo opuesto a la paternidad: cuando me quedo enroscado en las dificultades personales, pierdo de vista que muchas de ellas, aunque también personales, son universales y estructurales.
Desafíos diarios
El otro día le comentaba a mi amigo Eme, padre de mellizos, sobre los desafíos de recalcular en la pareja y en la vida personal al tomar decisiones sobre nuestros hijos (escuela, cuidado, deportes, etc.). Es decir, sobre qué hacemos y cómo los acompañamos en la vida mientras ellos crecen y nosotros envejecemos.
Le contaba sobre el bardo logístico de que León, cada tanto, tiene una racha en la que se levanta a las 6 de la mañana o antes. Tiene sueño, pero si durante el día hace 20 minutos de siesta ya no se duerme hasta medianoche, y al día siguiente está cansado.
Aunque me enfrenta a la contradicción de para qué tener hijos si los voy a mandar a que los críen otros, además le dije Eme que, ante las ganas y necesidad de trabajar, es fundamental contar con un jardín de infantes. Es crucial en familias nucleares, donde hay que crear una red de apoyo que no existe. Y esto demanda recursos económicos, esfuerzo mental, tiempo y suerte.
Eme me dijo: “Las familias somos medio un calco, ¿no? Con algunas leves diferencias, por supuesto. Todo lo que dijiste es más o menos lo que veo que va pasando”.
Pareja, hijos y barajar de nuevo
Irene y yo somos padres que pasamos los 40. Tras seis años centrados en acompañar a Lorenzo (6 años en febrero) y León (dos y medio), las placas tectónicas de la familia se están moviendo.
¿Nos quedaremos en Grecia y nuestros hijos irán a la escuela pública? Ahora que León va al jardín de infantes, ¿podré reinsertarme y volver a trabajar regularmente? ¿Podemos tener más tiempo de calidad solo Irene y yo? ¿Cuáles son los proyectos a futuro? Mezclar las cartas y barajar de nuevo.
Por eso estoy en Elche. Vine al III Congreso Internacional sobre Masculinidades, donde presentaré dos trabajos académicos con Virginia Meneghello. La conocí en 2022 en el Diplomado de Masculinidades y Cambio Social de la UBA y nos reencontramos hace unos meses en ¡Vas a ver cuando llegue tu padre!, el taller de Damián Huergo sobre relatos de no ficción sobre la paternidad. Ahí se nos ocurrió —gracias a la confianza de Virginia— proponer dos papers para el Congreso.
Uno es sobre literatura y paternidad. Analizamos cómo cambió la representación de la paternidad en la literatura latinoamericana, comparando los autores del boom (García Márquez, Vargas Llosa, Fuentes, Cortázar) con un grupo de escritores contemporáneos que llamamos padritores: padres que escriben de sus hijos (como Alejandro Zambra, Andrés Neuman, Andrés Burgo, Agustín Valle, Eduardo Halfon, Juan Sklar).
Nos preguntamos: ¿Por qué ahora hay escritores reconocidos que escriben sobre lo doméstico y sus hijos, pero las generaciones anteriores no? ¿Los padritores aparecen porque la sociedad cambia o, bien, como la sociedad cambia los padritores tienen espacio para expresarse y eso contribuye a moldear la sociedad? El paper (12 páginas), acá:
El silencio de los hombres que quieren hablar
El otro paper en el que trabajamos es un análisis del documental El silencio de los hombres, de Lucía Lubarsky. Intenté que hubiera una función durante el Congreso, pero no pudo ser. Una lástima, aunque no tanto: esta semana el documental está disponible online y se puede ver gratis. Cuando entrevisté a Lubarsky, varias personas dijeron que querían verlo. Así que… ¡no se duerman! Está en ABRATV hasta el viernes 4 de abril (me funcionó desde Elche).
En nuestro paper, nos enfocamos en que el documental expone que, aunque algunos varones cuestionamos nuestros roles de género, muchos aún carecemos de espacios adecuados para la introspección y la transformación. Al analizar El silencio de los hombres, nos preguntamos cuáles podrían ser esos lugares seguros para que hablemos con profundidad.
En principio, a Lubarsky le parecía difícil encontrar varones vulnerables frente a cámara, que revisaran las relaciones con sus padres, amigos, parejas e hijos y reflexionaran sobre los mandatos que recaen sobre ellos. Para su sorpresa, la directora encontró una gran necesidad de este espacio de intercambio y escucha: “Era un territorio vacante que tomaban más rápido y ágilmente de lo imaginado. Como si no supieran que necesitaban algo, pero al verlo lo agarraban con uñas y dientes”.
Esto nos llevó a uno de los temas centrales del paper: un conflicto o carencia en el documental —y en la vida real— no es la incapacidad de los varones para reflexionar sobre su mundo emocional sino la falta de esos espacios. El paper completo:
Beautiful Zambra, Adolescencia: sábana corta
Para el paper de los padritores analizamos Literatura infantil, un libro hermoso. Me sentí identificado con el entusiasmo y el goce de Zambra por la rutina de la lectura de cuentos antes de dormir, que además incluye música. Desde los primeros días, el escritor chileno le canta Beautiful Boy a su hijo. También Two of Us, “que no es una canción sobre padres e hijos sino sobre amor y compañerismo”, y por eso se la canta a su hijo.
La canción me recordó a Beautiful Boy: siempre serás mi hijo. No se me ocurre una película que me haya afectado tanto. Hace más de dos años escribí en Recalculando que el impacto estaba condicionado porque soy padre de dos nenes que, con la velocidad de la vida, enfrentarán pronto situaciones en las que tendré poco o nada que hacer: “Dentro de no mucho, para mí serán cada vez más claras las limitaciones de la paternidad, así como en otro momento deben haberlo sido para mis padres”.
También recordé la película por todo lo que vengo leyendo sobre Adolescencia, la serie que todos parecen haber ya visto pero que aún no empecé (ni tampoco vi Severance). En algunos textos, hay un análisis que se centra en la ausencia de los padres y del mundo adulto frente a la tragedia de la serie (espero no ser demasiado ambiguo o abstracto, estoy evitando el spoiler).
Cuando la vea, podré dar un punto de vista más ajustado. Mientras, quiero decir esto: los padres y adultos debemos estar más presentes con los chicos y tomar decisiones y responsabilidades incómodas. También necesitamos tiempo para eso, y el sistema no ayuda. Una madre y socióloga con la que hablé sobre la serie me decía que no podía dejar de pensar en cuánta desconexión hay en un mundo híper conectado que, a su vez, deja vacíos tan “atractivos”. En relación a esto y la serie, le dije que llevo tiempo pensando esto: ¿cómo vamos a ayudar a los chicos si nosotros, los adultos, estamos cansados, quemados, agotados y desconectados?
En un momento de Beautiful Boy suena la legendaria canción homónima que John Lennon dedicó a Sean, su hijo con Yoko Ono:
Before you cross the street (Antes de cruzar la calle)
Take my hand (toma mi mano)
Life is what happens to you (La vida es lo que te pasa)
While you're busy making other plans (mientras estás ocupado haciendo otros planes)
Ahora que estoy en Elche y sin mis hijos, me pasa algo parecido a lo que escribe Zambra: “Debería irme al cuartito de la azotea donde habitualmente trabajo, pero antes de subir preparo más café y vuelvo al sofá para leer otra vez el cuento del topo, no sé muy bien por qué. Bueno, no hay ningún misterio: porque te extraño, pues. Me pasa mucho, también le pasa a tu madre: justo cuando por fin tenemos tiempo para trabajar, nos distrae tu ausencia”.
…
Bueno, esto es todo. Muchas gracias a los que siguen compartiendo Recalculando, suscribiéndose y escribiéndome (pueden hacerlo respondiendo este mail, ¡respondo todo!).
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Mankeeping: ¿las mujeres nos mantienen?
Hoy hago algo por primera vez en Recalculando: publico la traducción de una historia por viñetas (me costó mucho hacerlo, así que espero valga la pena). La cosa es así: Angelica Puzio Ferrara y Dylan P. Vergara trabajaron en un paper académico en el que acuñaron el término “mankeeping”, que traduciré como el “mantenimiento de los hombres”.
Hola Nacho! Qué importante éso que escribiste sobre el Jardín de Infantes sostén en situaciones de familias nucleares sin apoyo de la red familiar -valga la redundancia-. Me sucedió, a principios de los '90 radicados en una ciudad de la cordillera patagónica: fuimos -en ese momento vivíamos con la madre- con 2 hijos varones, allá nacieron luego 2 mujeres. Y el inicio de la pre-escolarización era todo un tema: desconociendo el contexto, nos guiábamos por recomendaciones, y hubo experiencias buenas y otras no tanto, como sucedió luego con la escolaridad primaria y secundaria. Incluso en la primera experiencia de nivel inicial, se generaron también vínculos con otros padres y otras madres, llegando a tener un grupo de amigos (adultos para nosotros, niños y niñas para nuestros hijos incluso más allá del Jardín. Más allá que luego con el tiempo esas amistades se fueron distanciando o disolviendo, en lo personal tener un nuevo grupo de amigos (parejas amigas de la pareja, pero también mi grupo de amigos varones) fue importante en ese proceso de adaptación al nuevo lugar, luego de tener mis amigos del barrio por 20 años. Te sigo leyendo, saludos!