"Sé que mis hijos no son de cristal, pero igual me da miedo que se rompan" me hizo sentir muy identificada. Mis hijos también son dos torbellinos (tienen 2 años) y no los puedo dejar solos ni un segundo... La sensación de haberme convertido en una persona que siempre está diciendo "no" y "cuidado" es tremenda...
A veces me agobio a mí mismo de tanto decir "no", "no" y "no". Y otra veces, cuando me aflojo y no digo "cuidado" algo que no quiero pasa (profecía autocumplida, ja).
Te leía y recordaba el último post que hice, que lo terminé 4-5 días después de empezar por estar pendiente de mi hijo e intentar trabajar.
Que ayer, Justo ayer, lo inscribimos en el jardín infantil y no se como me siento por el tiempo que ya no estará en casa y las rutinas que tenemos por eso.
Te leo hablar del futuro, del presente con mi hijo pidiendo agua.
Gracias Ignacio, llegar a Substack para tener contenido así es de lo más valioso e inspirador.
Eso de empezar y dejar algo es una constante de la paternidad, ¿no? La fragmentación se instala en las conversaciones cotidianas y también en los proyectos de mediano y largo plazo. Mike, muchísimas gracias por tus comentarios elogiosos y más alegra aún que te resulte inspirador lo que encontrás por acá. Gracias por leer :)
Me encantó Nacho esta reflexión, me sentí identificada en varios pasajes, sobre todo en el que comentas que junto a Irene estan haciendo sin saberlo un doctorado en respiración y paciencia!!
Muy verdadero todo lo que escribís Nacho. Desde este lado de la maternidad (mis tres criaturas de más de 18 ahora) les digo que todo eso pasa, que en un momento te parece que nunca vas a recuperar el tiempo de concentrarte, empezar y terminar algo, pero eso sucede. Un día se ponen más grandes, autónomos y todo eso mejora.
Mientras tanto recomiendo mucho la paciencia, la respiración jaja claro!, e intentar transitarlo con la mayor alegría posible, sabiendo que son momentos que después uno va a añorar.
Muchas gracias María Eugenia, es alentador que alguien desde el futuro nos tire un ancla de esperanza! Jaja. Me quedo con el desafío de que hay que intentar transitar esta etapa con la mayor alegría posible, algo que a veces uno se olvida o no logra :)
"Gran parte del tiempo que compartimos no se puede hacer nada más que estar con ellos"... Nada más cierto Nacho. Me recordó un episodio de hace muchos años cuando estando con mis 4 hijos e hijas (2 y 2, en ese entonces de entre 7 y 2 años, hoy todos de más de 30) en casa, donde varias tardes a la semana me quedaba allí mientras su madre trabajaba en un profesorado turno vespertino, intenté -ya sea en un block borrador o en la vieja Olivetti- escribir algo relacionado a mi profesión, cosa que siempre hice: fue un instante como de revelación, donde caí en la cuenta de éso, de que ese tiempo era para nosotros, los 5, o rotativamente quien/es demandaran algo. Abandoné el intento y me concentré en ese momento, y fue genial. Gracias por convocar estos recuerdos, te sigo leyendo, un abfazo!
Luis! Qué linda imagen la de los cinco compartiendo el tiempo, estando juntos. Seguro que tendrás memorias y anécdotas de ese tiempo en el que te concentraste y estuviste ahí, bien presente. Y ahora, probablemente, tendrás la oportunidad de finalmente retomar la Olivetti o el block para escribir. Un lugar común, que no por eso deja de ser cierto: cada cosa a veces tiene su momento justo, o bien cada momento es más oportuno para ciertas cosas (y el desafío es lograr verlo) ¡Gracias por seguir leyendo!
"Sé que mis hijos no son de cristal, pero igual me da miedo que se rompan" me hizo sentir muy identificada. Mis hijos también son dos torbellinos (tienen 2 años) y no los puedo dejar solos ni un segundo... La sensación de haberme convertido en una persona que siempre está diciendo "no" y "cuidado" es tremenda...
A veces me agobio a mí mismo de tanto decir "no", "no" y "no". Y otra veces, cuando me aflojo y no digo "cuidado" algo que no quiero pasa (profecía autocumplida, ja).
Te leía y recordaba el último post que hice, que lo terminé 4-5 días después de empezar por estar pendiente de mi hijo e intentar trabajar.
Que ayer, Justo ayer, lo inscribimos en el jardín infantil y no se como me siento por el tiempo que ya no estará en casa y las rutinas que tenemos por eso.
Te leo hablar del futuro, del presente con mi hijo pidiendo agua.
Gracias Ignacio, llegar a Substack para tener contenido así es de lo más valioso e inspirador.
Eso de empezar y dejar algo es una constante de la paternidad, ¿no? La fragmentación se instala en las conversaciones cotidianas y también en los proyectos de mediano y largo plazo. Mike, muchísimas gracias por tus comentarios elogiosos y más alegra aún que te resulte inspirador lo que encontrás por acá. Gracias por leer :)
Me encantó Nacho esta reflexión, me sentí identificada en varios pasajes, sobre todo en el que comentas que junto a Irene estan haciendo sin saberlo un doctorado en respiración y paciencia!!
Muy verdadero todo lo que escribís Nacho. Desde este lado de la maternidad (mis tres criaturas de más de 18 ahora) les digo que todo eso pasa, que en un momento te parece que nunca vas a recuperar el tiempo de concentrarte, empezar y terminar algo, pero eso sucede. Un día se ponen más grandes, autónomos y todo eso mejora.
Mientras tanto recomiendo mucho la paciencia, la respiración jaja claro!, e intentar transitarlo con la mayor alegría posible, sabiendo que son momentos que después uno va a añorar.
Un abrazo
Muchas gracias María Eugenia, es alentador que alguien desde el futuro nos tire un ancla de esperanza! Jaja. Me quedo con el desafío de que hay que intentar transitar esta etapa con la mayor alegría posible, algo que a veces uno se olvida o no logra :)
Un abrazo!
No sabía de la existencia del Taller y te he "robado" algunas lecturas que desconocía por completo.
Muy bonitas reflexiones que comparto totalmente.
Te escribo por email una propuesta.
"Gran parte del tiempo que compartimos no se puede hacer nada más que estar con ellos"... Nada más cierto Nacho. Me recordó un episodio de hace muchos años cuando estando con mis 4 hijos e hijas (2 y 2, en ese entonces de entre 7 y 2 años, hoy todos de más de 30) en casa, donde varias tardes a la semana me quedaba allí mientras su madre trabajaba en un profesorado turno vespertino, intenté -ya sea en un block borrador o en la vieja Olivetti- escribir algo relacionado a mi profesión, cosa que siempre hice: fue un instante como de revelación, donde caí en la cuenta de éso, de que ese tiempo era para nosotros, los 5, o rotativamente quien/es demandaran algo. Abandoné el intento y me concentré en ese momento, y fue genial. Gracias por convocar estos recuerdos, te sigo leyendo, un abfazo!
Luis! Qué linda imagen la de los cinco compartiendo el tiempo, estando juntos. Seguro que tendrás memorias y anécdotas de ese tiempo en el que te concentraste y estuviste ahí, bien presente. Y ahora, probablemente, tendrás la oportunidad de finalmente retomar la Olivetti o el block para escribir. Un lugar común, que no por eso deja de ser cierto: cada cosa a veces tiene su momento justo, o bien cada momento es más oportuno para ciertas cosas (y el desafío es lograr verlo) ¡Gracias por seguir leyendo!
Un abrazo!