Custodia compartida, ¿qué pasa tras un divorcio?
Viaje en pareja y sin hijos. Nueve mujeres cuentan sus experiencias tras separarse. ¿Qué le pasa a los hombres cuando se divorcian?
Hoy viajo con Irene. Para irnos dos noches, dejamos a nuestros dos hijos en casa con una niñera y amigos, además del campamento de verano en un espacio comunitario gestionado por otros amigos.
Lo escribo y me agarra la culpa de pensar en mí y en nosotros como pareja, en lugar de priorizar estar con nuestros hijos. Podría escribir largo sobre la culpa de esta escapada —algo emocional— versus la convicción —racional— de que es necesario para nosotros y beneficioso para nuestros hijos.
Es la primera vez que hacemos esto en Grecia. El otro viaje que hicimos juntos fue por trabajo. Irse a trabajar genera menos culpa y tiene más aprobación que hacerlo por placer.
Desde finales del año pasado, estamos en terapia de pareja con Irene, además de nuestros espacios individuales. Son bastones para transitar la aventura que vivimos juntos desde hace casi 13 años, abrazados a una vida nómade, lejos de nuestras familias y de una parte de nuestros afectos, y con dos hijos multiculturales.
En agosto nos mudaremos a Estados Unidos por diez meses por una beca de Irene. Será una oportunidad espectacular, pero no fue fácil. Tampoco lo fue organizar esta escapada de tres días sin hijos. Pensamos que si no era ahora, no sería posible por otro año. Y decidimos hacerlo.
Algo tenemos claro: no cargamos de expectativas este viaje. Ya bastante presión nos imponemos en la vida cotidiana. Es una oportunidad para recargar pilas, dormir, barajar y dar de nuevo, sin esperar una situación extrema para tomar el timón de nuestra relación.
Pienso esto último al leer un artículo donde nueve mujeres hablan sobre la custodia compartida de los hijos, centrándose en los pros, contras y sorpresas tras una separación o divorcio.
Hace unos meses, una amiga con una carrera destacada y madre de dos hijos adolescentes, me dijo: “Antes de separarme, mi mayor miedo era qué haría con tanto tiempo para mí después de 14 años en pareja. Me daba pánico tener tiempo”.
Eso aparece en el artículo, donde identifiqué tres patrones que coinciden con las conversaciones con otras madres separadas.
Redescubrimiento personal y autonomía. Tras la separación, muchas mujeres aprovechan el tiempo sin sus hijos para explorar nuevas facetas de sí mismas, como hobbies, amistades, identidad sexual o disfrutar de la soledad y el autocuidado. Aprenden nuevas habilidades, exploran la propia sexualidad, retoman amistades o actividades que antes no realizaban por la carga de la maternidad.
Transformación de la maternidad y la relación con los hijos. La custodia compartida redefine el rol materno. Varias mujeres mencionan que, aunque al principio es doloroso separarse de los hijos, terminan sintiéndose más presentes y conectadas cuando están juntos, ya que el tiempo compartido se vuelve más intencional y de mayor calidad. Ya no es necesario estar el 100% del tiempo para ser “una buena madre” y que la distancia puede fortalecer el vínculo y la confianza mutua.
Fortalecimiento de redes de apoyo y amistades. La separación y la custodia compartida permiten fortalecer relaciones de amistad, especialmente con otras mujeres y madres. Estas redes se convierten en un pilar emocional fundamental, ayudando a sobrellevar el duelo y a encontrar alegría y compañía fuera del núcleo familiar tradicional. Varias mujeres resaltan cómo las amistades femeninas se vuelven más profundas y significativas, incluso más que las relaciones románticas.
Se me acumulan las preguntas. Una: ¿por qué hace falta llegar a una separación para empezar a vivir como queremos? Tal vez los psicólogos puedan explicarlo. Si alguno está leyendo, me avisa.
Los relatos muestran patrones ligados al género y los roles tradicionales de las mujeres en la crianza y la vida familiar. La socialización de género asocia la identidad femenina con el cuidado y la abnegación. Tras la separación, muchas descubren que pueden liberarse de la presión social de priorizar a la familia sobre el desarrollo individual, una expectativa de género marcada.
También veo que a los varones separados les pasan algunas de estas cosas, aunque también otras distintas. Lo sé porque hablo con muchos varones separados (o con ganas de separarse desde hace años).
Lo digo claro: quiero invitar a varones separados/divorciados a hablar sobre este tema para escribir un artículo. Si es tu caso, escribime y hablamos.
A muchos les será útil leer las experiencias de otros hombres que, al separarse, se sintieron solos los fines de semana porque sus amigos no registraron su nueva situación y no los invitaron a hacer planes (con o sin hijos).
Otros varones descubrieron un mundo de quehaceres cotidianos que ignoraban. Otros conocieron el nombre de los padres de los amigos de sus hijos al unirse a los grupos de chats. Otros saltaron de una relación a otra, pero no funcionó y entendieron que había algo más para trabajar que no tenía que ver con la pareja, sino con ellos mismos.
Estos casos son de primera mano, pero pertenecen al ámbito privado. Son charlas que tuve bajo esa condición. Ahora quiero hacer un artículo en el que cuenten públicamente su experiencia tras la separación.
¿Cuáles fueron los desafíos? ¿Qué descubriste? ¿Hubo algo inesperado? ¿Cambió tu manera de ser padre? ¿Sentiste la necesidad de demostrar tu capacidad como padre tras la separación? ¿Tuviste dudas sobre tu idoneidad como padre? ¿Te costó ser reconocido como un padre responsable en un contexto donde el cuidado infantil suele asociarse a la madre? ¿Te sentiste solo o aislado?
Entiendo que puede ser incómodo que aparezca tu nombre, así que lo podemos hacer anónimo. Lo más importante es la historia, lo que te pasó y cómo lo viviste o lo estás viviendo.
Si no es tu caso, podés enviarle esta invitación a alguien que pueda estar interesado.
Si querés leer más, hace unos días se publicó en Infobae una entrevista que me hizo Ariana Budasoff por Recalculando.
También participé en este artículo (en inglés) de Inbox Collective, la newsletter de Dan Oshinsky sobre newsletters. Me preguntaron mi mayor error al hacer Recalculando. Trata sobre newsletters, pero las experiencias pueden aplicarse en otros aspectos de la vida.
Por último, si estás con ganas de escuchar(me), salió este episodio en el podcast Speak Up Diversidad. Hablamos sobre que ser padre hoy no es lo mismo que hace unas décadas: los modelos tradicionales de masculinidad están en crisis y la paternidad se reconfigura entre viejas expectativas y nuevos desafíos.
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Negarse a insensibilizarse
Es emocionante ver cómo avanzan las etapas. Lorenzo terminó el jardín de infantes hace más de una semana y en septiembre empezará primer grado. Pero esta vez me impactó más el acto final de León, que cerró su primer año de jardín.
Hola Nacho! Que interesante este último Recalculando. Ojalá podamos leer a los varones contando su experiencia también.
Quiero contarte que organizo Catas Literarias y que la última fue sobre la temática de Padres e hijos. Para prepararla me apoyé mucho en tu material sobre las nuevas paternidades. Además me ayudaste con Zambra y Neuman para tomar a escritores varones hablando de la primera infancia. Gracias por eso.
Un abrazo y todo mi apoyo a los espacios de pareja sin hijos.