"¡No seas ese tipo!”, “macho, no te enojes” y hombres amamantando
Algunas cosas que estuve viendo y me llamaron la atención.
Buenas, buenas. El comienzo de Recalculando fue más movido de lo que esperaba y recibí muchos comentarios sobre el pódcast (¡Gracias y… perdón por el exabrupto al final de la entrevista!). Lo que siguió (el lanzamiento oficial) también fue muy positivo: ¡cada vez somos más por acá! Agradezco un montón cada mensaje y correo. Ah, y prometo que esta vez seré más breve.
El plan inicial de Recalculando es alternar dos tipos de formatos de newsletter y publicar cada quince días. Uno consistirá en textos más largos, donde me enfocaré en un tema central. El otro tipo, como el post de hoy, consistirá en secciones más o menos fijas y, en ellas, es muy esperada la participación de los lectores (pueden hacerlo de modo anónimo). Este es el esquema:
¡Pará, hermano!: esta sección se iba a llamar “Daaale, hermano”. El nombre podía ser confuso —me dijeron—, pero mi idea no (creo). Es así. Imagínate a alguien que comenta: “¿Tiene pollerita corta? Entonces que no se queje si…”. ¡No! ¡Daaale! No seas animal… ¡Pará, hermano! Aquí hablaremos de aquellas cosas que vemos y no podemos creer que sigan pasando. ¿Se entiende? ¿Viste o sufriste algún ejemplo así? ¿Alguien que conocés lo hace constantemente? Si me querés contar (¡incluso en off the record!), podemos hablar de eso.
Esto me interesó: un post, una cuenta en redes sociales, un artículo, una película, un libro, otra newsletter, un pódcast, etc. Aquí haré referencia a cosas que me interesaron —independientemente de si me gustaron—. Si también te encontraste con algo que te haya llamado la atención, este puede ser un espacio para compartirlo con otros lectores.
¿Sabías que…?: en este caso, se tratará de historias, hechos, personajes… que voy (re)descubriendo y que me parece que más gente puede no conocer o, bien, que creo que merece la pena recordar.
¿Por qué este formato? Además de un respiro —para ustedes y para mí— de los textos largos, lo cierto es que hay semanas enteras en las que, tras dejar a Lorenzo en el jardín de infantes, me la paso leyendo sobre masculinidades, feminismo y equidad de género. Sí, un poco también caigo en la trampa de creer que hay algo súper importante/interesante/esencial que está pasando en Internet y yo no me estoy enterando. ¿Ustedes también sufren por todo lo que les gustaría ver y leer pero no llegan?
Pero más allá de sufrir de FOMO (Fear of Missing Out / Miedo de perderse algo), lo que me sorprende es que cada día encuentro material novedoso (aunque haya sido publicado hace tiempo). A veces es algo que me encanta, otras simplemente me parece interesante o importante; y, casi siempre, el primer impulso suele ser compartirlo, muchas veces para saber qué piensan otros. La idea también es que esta newsletter les ahorre el tener que ir a buscar esta información. Así que acá voy.
¡Pará, hermano!
¿Qué podemos hacer los varones frente a la violencia machista?
¡Don’t be that guy! (¡No seas ese tipo!) es una campaña de la policía escocesa para hacer frente a la violencia sexual y una forma de decirnos a todos los hombres: “¡Pará, hermano!”. Estoy seguro de que los 60 segundos del video nos harán pensar en cientos de situaciones que hemos vivido y que aún siguen ocurriendo.
“La mayoría de los hombres no ven un problema cuando se miran al espejo. La violencia sexual comienza mucho antes de lo que piensas”, señala la campaña en Twitter (en inglés), que propone que los hombres cuestionen sus comportamientos hacia las mujeres, incluso aquellos que tal vez creen que puedan ser inofensivos. Poniendo al hombre en el centro —y no pidiéndole a las mujeres que aprendan a defenderse o acusándolas de tal o cual cosa—, la campaña tiene como objetivo reducir las violaciones, las agresiones sexuales y el acoso.
¿Qué pueden hacer los varones para ayudar a combatir la violencia? “Ten el coraje de decir algo. Encuentra la manera de tener una conversación con otros hombres”, dice un policía en otro de los videos en la web de la campaña, donde hay más información (en inglés).
Esto me interesó
Macho, no te enojes
El activista español Nicko Nogués escribió en el Washington Post que los hombres tenemos que dejar de ofendernos cuando se habla de machismo. Es posible, piensa, que la pregunta más incómoda no sea si somos machistas o no, sino qué tan machistas somos. En el artículo, invita a los hombres a cuestionarnos y a poner el foco en nosotros y en nuestras conductas. Su propuesta es que empecemos a rechazar nosotros mismos el machismo y la cultura machista que confunde el ser hombre con ser “macho”. Los feminismos llevan décadas denunciando que los hombres históricamente gozamos de privilegios que las mujeres y otras identidades de género no tienen. Este video de Nogués de menos de tres minutos está dirigido a aquellos que aún creen que ser hombres no nos hace unos privilegiados.
¿Sabías que…?
¿Alguna vez viste un hombre amamantando un bebé?
En África Central viven los aka, una tribu nómade de cazadores-recolectores que —desde la visión occidental— sorprenden porque los roles masculinos y femeninos son prácticamente intercambiables. ¿Qué podemos aprender de ellos? Si bien las mujeres son las principales cuidadoras, lo crucial es que hay un nivel de flexibilidad prácticamente desconocido para nuestra sociedad. Mientras las mujeres cazan, los hombres cuidan de los niños; mientras los hombres cocinan, las mujeres deciden dónde asentarse… y viceversa, observó el antropólogo Barry Hewlett, profesor en la Universidad de Washington, que vivió largos períodos junto a esta tribu que ocupa las regiones del sudoeste de la República Centroafricana y el Congo.
“Es la sociedad humana más igualitaria posible”, dijo Hewlett en esta entrevista (en inglés). Durante su investigación, constató que los padres de la tribu aka pasan más tiempo en contacto cercano con sus bebés que en cualquier otra sociedad conocida, llegando a tener a sus bebés en brazos el 47% del tiempo. En un artículo en The Guardian (en inglés), Hewlett cuenta que a veces, incluso, los padres amamantaban a los bebés. Es decir, los pezones masculinos no serían tan inútiles como algunos creen sino que, al menos para los aka, están ahí como sustitutos cuando la mamá no está cerca y hay un bebé desesperado.
Por más que no haya comparación con la lactancia materna en términos nutricionales, no suena tan descabellado pensar que para un bebé es más agradable una sensación de succión del pezón del padre que un chupete de goma, ¿no? (estoy seguro de que no faltará quien vea en esto un rasgo de "abuso infantil" —sí, ya vi esta reacción en varios lugares—). Si por un momento logramos ignorar el impacto que nos producen las diferencias culturales, tal vez podamos pensar que hay otras posibilidades.
Esto también me hizo recordar que, hace varios meses, cuando mi hijo aún no aceptaba su reciente destete, succionó uno de mis pezones diciendo: “Teta, teta”. Estaba jugando. Nos reímos pero no lo dejé seguir. Me pregunto ahora si, en caso de volver a tener un bebé, seré capaz de probar este recurso en caso de necesidad. Como uno de esos días en los que Lorenzo, siendo bebé y reclamando la presencia de su madre, no paraba de llorar y no había nada que lo consolara: ¿hubiera funcionado si probaba este método?
Volviendo a la investigación, si la vida de los aka suena como un paraíso feminista, no es así. Si bien las tareas y la toma de decisiones son en gran medida actividades compartidas, los mejores trabajos van a los hombres. Pero eso no resta valor a su importante contribución como co-cuidadores en la crianza ni reduce el impacto del mensaje que Hewlett cree que la tribu aka tiene para las parejas occidentales que luchan por encontrar un equilibrio entre demandas de empleo, tareas domésticas, autorrealización y crianza de los hijos.
Además, el antropólogo señala otra cuestión que me dejó pensando: “Hay una gran sensación en nuestra sociedad de que los papás tienen que dedicar mucho tiempo a su hijo pero que se puede arreglar eso pasando tiempo de calidad con ellos", dice Hewlett, que señala que este pensamiento demuestra que nos hemos acostumbrado a creer que nuestros hijos son una carga en lugar de una bendición, algo que los aka nunca hacen.
Esto es todo por hoy. Gracias por estar ahí y leerme una vez más.
Me gustaría leer tus comentarios o lo que tengas para decir. Y, de nuevo, te invito a participar en cualquiera de las secciones de esta newsletter, así que no dudes en escribirme.
Un abrazo y hasta la próxima.
Nacho
……