Hija, padre, fútbol, anticonceptivos y whisky
Una madre primeriza despide con ternura a su padre. De los 20 métodos para evitar embarazos, ¿cuántos usan los hombres? Una publicidad emotiva me dejó pensando.
Como las tres secciones de hoy dependen bastante de que vayas a un link que comparto —sobre todo la primera, para leer un artículo (¡no se lo pierdan!), y la última, para ver una publicidad (para entender de qué hablo)—, esta vez voy a ahorrarme(te) la introducción (más larga).
Entonces, iré directo al grano con los tres temas que elegí, de los cuáles solo uno es sobre fútbol (si sos hincha de la selección argentina, tal vez esta newsletter te ayude a pensar por diez minutos en algo más que en la final del próximo domingo en Qatar).
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Esto me interesó
Una hija y su padre a través del fútbol
Si hablamos de contradicciones, maternidad, paternidad, amor, dolor, sufrimiento, reclamos y fútbol —todo junto y al mismo tiempo—, hay un texto de la periodista Ayelén Pujol que es de lo que más me gustó —y por lejos, emocionó— de todo lo que vengo leyendo sobre este Mundial de Qatar que terminará el domingo.
Con ternura y cariño, Ayelén narra las diferencias y peleas con su padre que, contrariamente a ella, odió a Messi y a Maradona “toda su vida”.
Su padre, que “tuvo una vida llena de tragedias”, murió justo antes del triunfo de Argentina ante México (en el segundo partido del Mundial), pero tuvo tiempo de hacerle upa a su nieto recién nacido en “uno de los pocos momentos de felicidad” que Ayelén le vio.
Escribe la periodista: “Le pregunté a mi hermano por qué pensaba que papi había sido siempre así. ¿Por qué no le gustaban los artistas de la pelota? ¿Por qué siempre contra nosotros? ¿O habrá sido que nosotros estábamos contra él? Nos cuesta ponerles respuestas a los interrogantes que se desataban cuando asomaba los colmillos como puñales y parecía un perro con rabia, malevo”.
Ayelén, que se pregunta cómo será el camino de la vida sin tener la resistencia de su padre, relata también el abandono que él sufrió en un hospital público de Buenos Aires luego de sufrir un ACV.
El texto completo se publicó en el diario El País (si no les funciona este link, también está completo en el facebook de Ayelén y pueden leerlo acá).
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¡Pará, hermano!
Para ellas sí, para nosotros no
Lo obvio: lo más justo sería que hubiera métodos anticonceptivos similares —en términos de opciones, eficiencia y eficacia— sin distinción del sexo de la persona que los vaya a utilizar. Una vez hallados los métodos, lo ideal sería que fueran usados de modo equitativo, según la voluntad y el acuerdo de las personas que tienen relaciones sexuales.
La realidad: básicamente, las mujeres son las más perjudicadas, ya sea porque los métodos que usan ellas son más invasivos, complejos o riesgosos, o bien porque los varones usamos bastante menos los métodos que tenemos disponibles. Esto, sin contemplar otra obviedad: ya sabemos quién cargará con el embarazo y, en gran medida, con sus consecuencias.
Vayamos a los datos duros publicados por The Lancet. Los tres métodos anticonceptivos más utilizados en el mundo tienen a la mujer en el centro: en el 26,6% se trata de esterilización femenina (la ligadura de trompas es el más usado), el 19,4% recurre a dispositivos intrauterinos (como el DIU) y el 14,8% utiliza pastillas.
Recién en el cuarto lugar aparece el preservativo (14%), que no solo es un método eficaz sino que es el único entre todos los métodos anticonceptivos que puede evitar tanto los embarazos no deseados como la transmisión de infecciones de transmisión sexual (ITS), incluida la causada por el VIH.
Las falsas excusas de los varones para evitar utilizar preservativo son varias (incomodidad, etc.), hasta llegar a una mentira que ¿roza? el delito: decir que se es esteril cuando no es cierto.
El año pasado hubo un caso que resonó en la prensa española: un influencer con más de 28,5 millones de seguidores en TikTok y más de 6 millones en Instagram se jactó de engañar a las chicas diciendo que era estéril para no usar condón (¡pará, hermano!, como mínimo).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona 20 métodos anticonceptivos, de los cuales solo dos (vasectomía y preservativo) son para hombres (pese a los anuncios sobre nuevos métodos que no se han concretado aún).
Es decir, las mujeres no solo usan más métodos anticonceptivos que los varones sino que, a su vez, disponen de más cantidad. O sea, la salud reproductiva está enfocada en la mujer, como si la procreación fuera solo responsabilidad suya, ¿no?
“Es claro que la pastilla anticonceptiva masculina no existe no por un tema científico, sino por un tema de género, de normas sociales”, dijo la doctora Lisa Campo-Engelstein, directora del Instituto de Bioética y Humanidades de la Salud de la Universidad de Texas, en una entrevista con BBC Mundo.
La píldora anticonceptiva femenina fue presentada en sociedad en los años 60 y, pese a las reiteradas promesas de que pronto habrá disponible una para varones, lo cierto es que ya pasaron seis décadas sin que fuera creada una píldora masculina. Bueno, en verdad sí existe pero no fue aprobada por la FDA, la agencia que regula los medicamentos en los Estados Unidos.
“¿El motivo? Los efectos secundarios de los cuales los hombres se quejaron: aumento de peso, acné y cambios en los estados de ánimo. Exactamente los mismos que tiene la pastilla anticonceptiva femenina”, señala Juliana Martínez, profesora de Género y Sexualidad y Literatura Latinoamericana, en un artículo publicado en Sentiido (cuya lectura también recomiendo).
“Los hombres consideraron que dichas molestias eran inaceptables y la píldora no fue aprobada hasta que no haya más investigación sobre cómo disminuirlas o erradicarlas”, escribe Martínez, que puntualiza que decir “no” es un ejercicio de poder y un privilegio de los hombres.
La anécdota sobre la píldora puede parecer trivial, indica la autora, pero es una expresión de algo más: “En mayor o menor medida (dependiendo del contexto y el tiempo), a las mujeres se nos presentan como realidades irremediables aquellas que son resultado de una estructura social jerárquica y desigual”.
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¿Y vos qué pensás…?
Una publicidad de whisky muy celebrada
El whisky J&B, uno de los más vendidos del mundo, realizó un spot publicitario que se viralizó en internet, donde recibió una gran cantidad de comentarios positivos.
La publicidad muestra a un abuelo que aprende a maquillarse a la espera de la reunión familiar navideña. No cuento el desenlace para no spoilear. El corto tiene una tensión narrativa que hace que sus tres minutos de duración pasen rápido.
Creo que vale la pena verla y que está bueno que la hayan hecho. Como a la gran mayoría que la comentó en las redes sociales, me pareció emotiva. Pero, a la vez, me dejó pensando.
Tal vez por su estilo (¿bastante?) hollywoodense la sentí un poco manipuladora. En medio del entusiasmo por celebrarla, me pregunto si no es fácil perder de vista algunas preguntas.
¿En cuántas familias puede suceder algo así? ¿No termina poniendo estándares muy altos? ¿Cuál es el mensaje? ¿Ser aceptado/a como puente para poder ser quien quieras ser? Tal vez lo más importante: ¿hará que alguien cambie sus ideas?
Lo sé, al final es una publicidad de un whisky y el objetivo principal es comercial, es decir, venderle whisky a los jóvenes. Con lo cual, no sé cuánto se le puede pedir (o esperar).
En un comunicado, la empresa dice sobre la publicidad: “Esta historia es un reflejo de aceptación, respeto y sobre todo tolerancia”. ¿Aceptación? ¿Tolerancia? ¿Acaso el resto de la población, en su mayoría heterosexual, deseamos ser tolerados? ¿Qué implica la tolerancia?
Por lo políticamente incorrecto, está claro que hoy sería impensable una publicidad como aquella de décadas atrás del “hombre de Buchanan’s”. La canción pegadiza habla sobre un hombre decidido (“como todos”), agresivo y que elige lo que quiere, que desafía hasta a su sombra, un triunfador que se enfrenta a su destino, que cambia todo y a quien le es igual una rubia o una morena, y sólo a Buchanan’s le da su fidelidad.
Es decir, sería ir contra los vientos de la época hacer una publicidad de machos y para machos, porque ese estereotipo de hombre ya es insostenible e indefendible.
Entonces, también me pregunto si, una vez más, el sistema capitalista no usa sus mejores herramientas y estrategias para, mimetizándose con cierta narrativa correcta, seguir vendiéndonos lo que ellos quieren. Como si nos dijeran: “¿Querés aceptación, tolerancia y respeto? Tomá, acá tenés. Y ahora comprá”.
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Muchas gracias por haber llegado hasta acá (¿llegaron?).
Creo que para cualquier hincha de la selección, si aún sigue leyendo, ya fue más que suficiente el tiempo sin pensar en Messi, Álvarez, Dibu y todos los muchachos que jugarán la final del domingo. Por eso, para cerrar vuelvo con algo sobre fútbol. En rigor, con algo de lo que genera el “fenómeno cultural más popular del mundo globalizado”.
Gracias a las redes sociales hay un montón de pequeños enormes momentos de los que podemos ser testigos. Voy a compartir uno de ellos, singular como la Argentina, en las calles de Villa Luro, en Buenos Aires. Tiene a como protagonista a una abuela que se convirtió en cábala (¿la canción llegará a Qatar?) y que se empezó a repetir en otros barrios del país. Con ustedes, “Abuela la la la la la”.
Como siempre, espero tus comentarios y correos. También, como hacen muchos, podés reenviarle este correo a alguien más.
Buena semana y hasta la próxima newsletter (en 15 días). O sea, será el último envío del año y ya sabremos quién ganó el Mundial 🤞🏻🇦🇷🙏🏻
Un abrazo,
Nacho
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