Dios Punk, anhelos prefabricados y Hope Gap
Un podcast, un artículo periodístico y una película. Esas son las elecciones para la newsletter de hoy.
Cada una de las tres recomendaciones de la newsletter de hoy puede abrir diversos temas de conversación: sobre los miedos de la paternidad (como los riesgos de las redes sociales), los peligros que acechan a las mujeres o el fin de un matrimonio después de casi tres décadas.
Así que, sin más rodeos, ahí vamos.
La segunda muerte del Dios Punk
En octubre de 2018 una joven de 18 años le cuenta a una amiga que está en la Guardia del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez de Rosario porque sufrió un intento de secuestro en un colectivo después de haber sido drogada con burundanga.
El mensaje de audio se viraliza y rápidamente hay un acusado: el músico callejero Javier Messina, conocido en la ciudad como Dios Punk. Desde entonces, el joven de 37 años queda marcado y carga una causa judicial injusta. Solo después de que Dios Punk se suicida, la Justicia lo declara inocente.
¿Qué llevó al músico a quitarse la vida? ¿Cuál es el alcance de los escraches en redes sociales? ¿Existe la burundanga? ¿Alguien puede ser drogado solo por tocar una revista? ¿Qué pasa cuando un joven piensa y luce distinto al resto y no encaja en la norma?
Estas son algunas de las preguntas que abarca el periodista Nicolás Maggi en una miniserie de audio donde, con un tono que invita a la reflexión, cuenta la triste y trágica historia del Dios Punk.
El resultado es el podcast La segunda muerte del Dios Punk (en Spotify), ganador del Premio Gabo en 2022 en la categoría de audio. En los 10 episodios se habla de la violencia simbólica que sufrió el músico por la viralización de un audio en el cual era acusado de algo que no había hecho.
Me pareció una historia redonda que te queda rebotando en la cabeza luego de escucharla y, además, te hace repensar, por ejemplo, en cosas simples como no hablar de más porque sí y, también, en ser cuidadosos cuando hablamos de otros.
Bueno, ¿y qué tiene que ver este podcast en esta newsletter? Además de que La segunda muerte del Dios Punk está muy bien hecho y punto, también es cierto que estas historias me impactan más desde que soy padre. Me pregunto lo obvio: ¿Qué haría si uno de mis dos hijos es escrachado en las redes sociales? ¿Cómo lo manejaría?
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Las chicas no están bien
Tengo guardado hace tiempo un artículo del diario El País, de España, titulado “Las chicas no están bien: el terror cotidiano de ser mujer se expresa en cuentos”. Habla de una nueva generación de escritoras que explora, en ficciones cortas, la alienación femenina bajo el inquietante manto de la rutina.
Del artículo subrayé dos frases de la escritora española María Bastarós, a raíz de su libro de relatos No era esto a lo que veníamos.
“Nos han enseñado a perseguir anhelos prefabricados como la pareja monógama, el trabajo asalariado o la maternidad. Adaptarse a la norma no sale gratis; desviarse de ella, tampoco. Somos nuestros propios policías y nos condenamos a la frustración”.
“Escribo de lo que conozco, y conozco el miedo y la rabia que implica a menudo la experiencia de ser mujer. Desde la adolescencia, una de las actividades principales es la hipervigilancia a potenciales amenazas dentro de la familia, de la pareja, en el espacio público o en el trabajo. Las mujeres somos receptoras de numerosas violencias; físicas, simbólicas, intelectuales. También interiorizamos una mirada masculina censora —esa de la que habla John Berger en Modos de ver—, que nos lleva a vigilarnos a nosotras mismas, a ejercer violencia en nuestra contra”.
También resalté una frase de Camila Fabbri, la única escritora argentina en la lista de la revista Granta de los mejores narradores en español menores de 35 años en 2021. La autora de Estamos a salvo dice que el peligro acecha más a las mujeres:
“El motivo está a la vista. Una mujer que no puede maternar es una hereje; en cambio, un padre ausente es alguien que simplemente no pudo y está perdonado e incluso sentimos lástima por él. ¿Qué hacemos con estos vestigios, estas pequeñas cosas que todavía están tan enquistadas? ¿Por qué es tan cuestionada una mujer exitosa y un hombre que logró llegar a las primeras planas es un héroe? Son todas pequeñas esquirlas que están ahí y siguen y siguen”.
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Hope Gap
Hay películas que me impactan pero no sé bien qué decir. Y no digo nada (bueno, si, digo que me gustó mucho, pero no más que eso). Hay otras, como Hope Gap, que mientras las miro me provoca diversas reacciones y, además, me dejan pensando una vez que las termino de ver, como si decantara lentamente.
En Hope Gap, después de 29 años de matrimonio, Edward (Bill Nighy) se da cuenta de que siempre estuvo infeliz en esa relación y decide dejar a Grace (Annette Bening).
¿Cuándo se da cuenta de que no era feliz? Sí, cuando conoce a otra mujer que no solo lo hace sentir mejor sino que ahí, en esa nueva relación, parece encontrar todo lo que le faltaba (y no se había dado cuenta de que le faltaba durante casi tres décadas). ¿Por qué llega un hombre hasta ese punto? ¿Por qué no puede darse cuenta solo y antes?
En la película hay menciones de un pasado donde fueron felices pero nunca parece haber habido un gran amor, al menos en las palabras del presente de la narración, donde lo que vemos es a la mujer maltratando y subestimando a su pareja.
La tercera pata de la película es el hijo de esta pareja, al que su padre le cuenta que va a dejar a su madre. Desde ahí, al saberlo antes que su madre, el hijo queda atrapado en medio de todo y padece la manipulación, sobre todo, de su madre.
El hijo, a su vez, con su vida sombría, errante, algo apagada y en búsqueda de alguien que lo cobije, parece una metáfora de ese matrimonio, en donde hay algo que hace rato no funciona bien.
Es interesante ver cómo se relacionan padre e hijo, con saludos a medias y con gran dificultad para el contacto físico: ni siquiera logran abrazarse en los momentos más tristes. Lo que también expone el escaso desarrollo emocional de ambos, incapaces de saber qué quieren y cómo conseguirlo; como si solo pudieran seguir hacia delante por inercia.
La película tiene algunos baches —podría haber más espesor en los personajes y en la historia de ese matrimonio—, pero no por eso deja de mostrar una cruda situación: una pareja que se rompe después de tres décadas, el dolor inevitable y las reacciones de todas las partes cuando ese barco llamado familia se hunde.
¿Vale todo con tal de salvar ese matrimonio? ¿Alguien que es infeliz tiene que quedarse aunque las cosas ya no funcionen?
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Hasta acá llego hoy. Espero que alguna de las tres recomendaciones te resulte interesante. Si te generó alguna reflexión o comentario, ¡acá estoy!
Si ya habías escuchado el podcast o si ya habías visto la película, ¿me contás qué les pareció?
Siempre leo con mucha atención y entusiasmo los correos que recibo (aún tengo algunos sin responder, ¡perdón!). También les agradezco las recomendaciones que me pasan, son más que bienvenidas.
Gracias, gracias por estar ahí.
Un abrazo,
Nacho
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Un gracias enorme 🙏 a Marta Castro por la generosa edición 🙌 de esta newsletter. Los errores son míos (sabrán perdonarme). Marta no tiene redes sociales: no le gustan. Pero si quieren contactarla, me avisan 😉